El enviará desde los cielos, y me salvará de la infamia del que
me acosa; Dios enviará su misericordia y su verdad. Sal. 57:3.
No
es difícil romper las cadenas que esclavizan. No es imposible soltar los
grillos que paralizan. Sabemos dónde está el problema y encontramos el remedio
para ese tipo de opresión.
Pero,
¿cómo luchar contra las cadenas que no vemos? ¿Cómo librarnos de los grillos
que, disfrazados de complejos o traumas, paralizan las emociones?
La
obra de liberación que el salmista menciona hoy es algo que no está bajo el
control humano. "El enviará desde los cielos, y me salvará", dice él.
La
liberación divina abarca todas las áreas de la vida. Dios necesita librar al
ser humano de las debilidades, de las intenciones torcidas del corazón
pecaminoso, de la ignorancia, del prejuicio y de la rebeldía.
El
salmista dice en el versículo 4: "Mi vida está entre leones". La
mayoría de esos leones estaban dentro de él mismo, atormentándolo todo el
tiempo. Los complejos impiden crecer. Sofocan, asfixian y nos llevan a cometer
insensateces.
David
afirma que encontró ayuda procedente de los cielos. Ese auxilio llegó al
afligido, en forma de "misericordia y verdad" o fidelidad, como
también se traduce. Ambas cosas son atributos divinos que pueden encontrarse en
la persona de Jesucristo.
Cuando
el ser humano deja de huir y se deja encontrar por el Señor Jesús, los grillos
que le impedían ser feliz son finalmente destruidos.
David
vivió esa experiencia de manera dramática. Este salmo fue escrito mientras el
salmista se escondía de Saúl, en las cuevas. En aquella ocasión, Saúl estaba en
las manos de David, cuyo corazón seguramente cargaba penas y heridas, porque
estaba siendo perseguido injustamente. Si matase al rey enemigo, estaría
"actuando en consecuencia", pero el gran enemigo del futuro rey de
Israel no era Saúl, era él mismo. Necesitaba vencer sus traumas y las heridas
que llevaba en el corazón.
De
los cielos vino la ayuda en forma de misericordia y fidelidad para librarlo del
veneno interior que su alma destilaba.
Ese
milagro puede también ocurrir en ti hoy, si clamas en tu corazón: "El
enviará desde los cielos, y me salvará de la infamia del que me acosa; Dios
enviará su misericordia y su verdad".
Por el pastor Alejandro Bullón
Bendiciones y feliz casi sabado
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